viernes, 30 de abril de 2010

NI MÁS... NI MENOS



Os suenan frases como: "Menos es más" o "Más o menos" o "Más que menos pero menos que más" o "Qué menox que Monix?"
¿Tan pésimo es el vocabulario de nuestra desconocida mente que no sabe aceptar, o cómo mínimo utilizar, la palabra diferente? ¿Todo claudica ante una tasación que determina si es más o menos qué?
...Yo te quiero más!!!- decía mientras ella le respondía - NO, pero yo más. Y así les daban las mil antes de colgar el puto telefonillo.
¿Hasta los sentimientos se miden?
Yo tengo mi teoría, retorcida como mi mismo ego, pero creo que es factible... (y también creo que si éstas se tiran horas con el Yo maaaaas, es porque realmente no tienen otro tema de conversación).
La idea es simple, si yo creyera amar más a mi pareja de lo que ésta me ama a mí... estaría evidenciando una falta de amor por su parte; aún sabiendo que no es real, son frases hechas y manidas con el tiempo, sin sentido y tan cursis como torpes.

Oi que graciosooooo, mira el nene! -Le dice - ¿A quien quieres más, al papá o a la mamá?? Alguien me puede jurar que esta frase no se ideó para joder al cónyuge?? ¿O tal vez sólo se hizo para poner en aprietos, condicionar, atemorizar, sugestionar y putear desde la tierna infancia a los bebés?

No hay más ni hay menos
¿Osarías llamarme a mí, más egoísta por un desencuentro de intereses en algo tan etéreo y relativo como el amor?

Bajando un par de peldaños y agachándome para intentar ponerme a tu altura, te diré algo:
No es más egoísta quien frena sus pies ante el acantilado que quien pretende saltarlo sabiendo que los dos cuerpos se desplomarán en la profundidad del mismo.

En la vida existen los grises, los puntos intermedios, esos lugares de encuentro entre opiniones discrepantes. Esos lugares en los que se encuentran los acuerdos medios, porque para beneficiar a uno, no hace falta perjudicar al otro; es posible un enriquecimiento prudente por parte de los dos, sin hacer que el otro empobrezca hasta la miseria. Vamos, el típico ni pa tí ni pa mí.

Si entre tu orden y mi sugerencia no encuentras la opción, no me sentiré más culpable por acatar tu orden, separando aquí y ahora los caminos que un día nos encontraron.

Seguiremos siendo agua caminando por diferentes caudales y quizás algún día, cuando nuestras vidas lleguen al mar... nos volveremos a reunir.

Ahora sí, y por única vez, seré yo quien se ve con la obligación de decir Adiós.

P.D. Un placer haber coincidido en este manantial.

1 comentario:

Anónimo dijo...

dices muy bien... "para beneficiar a uno NO hace falta PERJUDICAR al otro"..., ni con hechos ni con PALABRAS.Y más de uno debería leer bien el artículo y aplicarse el cuento.