domingo, 10 de enero de 2010

EL PRÍNCIPE QUE SE VOLVIÓ SAPO


…y creíste encontrarlo cuando tan sólo eras una niña; una niña de verdad, de las de antes, de las que con 15 años eran tan inocentes que casi daban por cierto que un día llegaría un príncipe azul y la llevaría a un palacio de cristal en su caballo blanco nieve.
…ése día creíste verlo llegar. Pero la inocencia, la ignorancia o las ganas lograron confundirte. El tiempo madura y da color. Hoy descubriste que ni el caballo era blanco, ni su sangre azul, ni tu vida un cuento rosa.
…y despertaste esa mañana, saliste a la calle y te diste cuenta de que no te habías puesto el corazón, tu prenda favorita, ésa por la que se te reconoce a la legua. Pensaste que era uno de esos días en que es mejor volverse y seguir durmiendo.
Cansada de vivir una historia coordinada, planificada y regida por el orden y el saber estar, decides agarrar un fajo de hojas en blanco y comenzar a describir cómo será la historia que quieres vivir. Cómo será tu vida a través de ti.
Cargando dudas y soltando lastres decidiste poner nuevamente a prueba a tu entorno. Nuevamente cayeron vigas pero se mantuvieron los pilares.
Tu rostro triste y sin vida de hoy volverá a mostrar el brillo de esos ojillos pícaros que vestían la perenne sonrisa… tan cara de ver desde hace algún tiempo.
Equivocada o no. Respaldada o no, “Vive siempre como si fuera el principio” porque sólo tú te acompañarás hasta el final y si un día te equivocaste hoy aprendiste. Más vale volver a intentarlo que vivir en un error porque si tus pies tropiezan, tus manos te levantarán y ten por seguro que aquí siempre tendrás un muro donde apoyarlas.
P.D. Recuerda que el Cuenta, cuenta, cuenta… siempre lleva incluido “conmigo”.

Te quiero