sábado, 15 de marzo de 2008

Reencuentro con el pasado





Ayer me reencontré con el pasado.



Sin proponérmelo subí a la buhardilla de casa de mis padres, ese lugar tan tétrico en las películas y tan atractivo para mi, es un lugar de soledad, de desconexión. De repente recordé unas cajas que guardé allí de mi último traslado y comencé a abrirlas. Decenas y decenas de cd's me indicaban el tiempo vivido a través de la música. Aparecen pequeños objetos de lugares que visitaste o visitaron otros y te regalaron porque se acordaron de ti... y comienzan a aparecer álbumes y álbumes de fotos.



Seguramente que en más de una ocasión habéis experimentado esa extraña sensación que proporciona el ver una foto que inmortalizó un momento tan importante como pasado que ya no recordabas y, ese momento te lleva a una época... te transporta a situaciones, las sientes, incluso puedes llegar a oir conversaciones y oler el perfume de ésa persona que un día te marcó, o de la comida que día a día se servía en el comedor de un cuartel más allá de la otra punta de España durante nueve (en mi caso) maravillosos meses.



Te estremeces y sientes como una tonta risita se apodera de tus labios cuando ves como tu cuerpo ha cambiado, o te entristeces cuando miras y observas sin noción del tiempo los rostros de algunas personas que sólo así puedes volver a ver...



De repente sientes una necesidad imperiosa de retomar el contacto con tanta gente que el tiempo encaminó por senderos diferentes al nuestro.



Momento de balance, un punto de inflexión en el que sopesas de dónde vienes, cómo has llegado hasta aquí y qué rumbo va tomando tu propia vida, con la diferencia de que a los 15 - 20 -25 es más fácil decidir.



Hoy me siento mayor (que no viejo), con familia, pareja, gato, coche, negocio, piso propio,... pero ES LA VIDA QUE ANHELABA??



Es momento de reflexión.



"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante"



Oscar Wilde