viernes, 13 de marzo de 2009

... SIN PALABRAS


Es increíble, que el paso del tiempo pueda llegar a condicionar una amistad. Cuando vas dejando para el día siguiente el llamar a aquélla persona de la que tienes tantas ganas de saber, de que te cuente, de contarle,... y el día siguiente se hace tarde y lo dejas para el otro y así sucesivamente hasta que te das cuenta que ha pasado demasiado tiempo y la vergüenza te vence por miedo a la merecida reprimenda.


A la misma persona que veías cada día, la vas posponiendo por verse reducida a una llamada telefónica por la distancia y... tristemente la distancia es el olvido... O NO.


No olvido, esta cabecita mía recuerda más de lo que quisiera y olvida menos de lo que debiera.


Aunque - sin ser escusa- el estrés del día a día y la vorágine a que estamos sometidos actualmente no me deja tiempo a penas de disfrutar de las verdaderas cosas que me hacen feliz.


Uno busca sus momentos y cuando decides decir basta y llamar... aaaay ese momento, que aún sin que te vean la cara te pones vermellón, tartamudeas y hasta te tapas el rostro por saber que lo has hecho mal; has hecho lo que has criticado, con tus motivos, pero lo has hecho.



Y vuelves a preguntarte si eres feliz, porque has dejado de hacer las cosas que tanto te llenaban y ahora no las haces. Y cuando lo haces, algo que era normal, te ruboriza y te sientes mal por no haberlo hecho antes.