jueves, 10 de diciembre de 2009



¿Qué es peor, la traición en sí misma o la sensación de ser traicionado?
Realmente puedes llegar a devanarte los sesos dándole vueltas y más vueltas a una pregunta tan absurda y jodida como ésta.
Como diría Alejandro Sanz, es que "no es lo mismo ser que estar".
No es lo mismo sentirte traicionado a ciertamente serlo.
¿Quién decide cuándo se puede definir un sentimiento como algo real?
¿Cuando deja de ser un adjetivo para ser nombre?
Al borde de la esquizofrenia, o el desdoblamiento de la personalidad cuanto menos, no logro dilucidar si en la nómina de mi presente se desglosa el valor del trabajo realizado o por el contrario se olvidaron aplicar los pluses por entrega e incondicionalidad sin fianza.
¿Existe el derecho a réplica cuando el Edén dibujado en tu imaginación se torna algo similar a un desierto en la realidad?
No lo existe.
Nadie te da una plantilla, tan sólo la paleta de colores que utilizas a tu libre albedrío.
Disfruté haciendo danzar el pincel con pigmentos tan frescos y dulces que prácticamente podían olerse.
Hoy quise firmar el lienzo y descubrí que tan sólo había grises.
No refleja lo que pensaba.
No me gusta el paisaje.
No era mi obra.
No lo quiero.
Me pudo el deseo y me hostió la verdad.
Si la imaginación vence a tu vista, reclámale a ella porque el prójimo induce pero no comete.
Se acabó el crédito.
Me faltan los abales que respalden a una mente agotada y el corazón destrozado.
Obsesionado por creer en lo que nunca fue cierto, por creer que la vida depende del cristal con que se mire, si darme cuenta que la vida seguirá igual, con cristales o sin ellos, conmigo o sin mí, contigo o sin ti…
Es imposible reflotar lo que nunca fue rozado por la brisa.
Ten por seguro que sólo bajo el agua gozarás de las sirenas.Podrás obcecarte por disfrutarlas en la tierra, pero morirán por no ser su hábitat... y lo peor, …descubrirás que nunca fueron reales.
Jugué a ser Dios y me equivoqué.

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